Los Matsés me han sorprendido de mil formas. Son una etnia que se mantiene muy vibrante. Su cosmovisión y hábitos de vida siguen muy vivos, no han sido aplastados por otras culturas. Eso a pesar que recién hace 43 años iniciaron contacto con el resto del país.
Podría contar muchas cosas. Pasé tres días con ellos. Incluso me cortaron el cabello como se lo cortan ellos (o fue que ellos me burlaron cortándomelo). Al final, las experiencias como en todo viaje quedan para uno. Pero debía llevarme también sus retratos y una pequeña historia, que pueden leer aquí.